En la actualidad, y desde
hace cerca de 20 años, hemos notado el incremento de la comisión de delitos,
los cuales, en algunas ocasiones, podemos comprobar que tienen una relación con
el consumo de sustancias que alteran los procesos cognitivos de quien los ha
ingerido, y que se debe mencionar, no necesariamente son realizados para el
tráfico de drogas. La delincuencia no tiene
distinción de genero ni edad, pero el consumo de drogas podemos verlo con mayor
precisión entre los adolescentes, jóvenes de 12 a 18 años que se pueden
involucrar en dos problemas al mismo tiempo, es decir, la realización de actos
delictivos debido a la influencia de sustancias adictivas, sean legales o no.
Para esto, debemos tomar en cuenta todos los factores que pueden influir en el
sujeto, como la sociedad y el entorno en el que se desenvuelve, dentro de los
cuales, los mayores problemas llegan a ser la desintegración familiar, el nivel
económico y por último y más importante para este tema, el incremento del
consumo de sustancias, además de que cada vez es más fácil conseguirlas.
De acuerdo con Jiménez
(2005), las actividades ilegales se manifiestan con énfasis en la adolescencia,
y la delincuencia alcanza su punto máximo en los jóvenes de entre 13 y 15 años.
Además, es esta la edad en la que inician el consumo de sustancias adictivas,
como el alcohol, tabaco, marihuana y cocaína, entre otras. Jiménez (2005)
también indica que los adolescentes usan estas sustancias como una forma de
experimentar emociones nuevas y sentir la sensación de ser indestructibles ante
los problemas que otros experimentan.
Deitch, Koutsenok y Ruiz,
(2000, en Stevens, Trace y Bewley-Taylor, 2004) señalan que de todos los
delitos cometidos, del 60% al 80% están relacionados con el consumo de drogas.
Respecto a la relación que hay entre las actividades delictivas realizadas por
los adolescentes y consumo de alguna sustancia adictiva, los principales
problemas son los suscitados con la policía mientras consumían bebidas
alcohólicas o alguna otra droga ilegal (Villatoro, et al., 2002). Otros
problemas que se asocian entre el consumo de drogas y la delincuencia están el
homicidio, violencia (peleas, agresiones verbales o físicas, etc.), intentos de
suicidio, abuso sexual, vandalismo, robos, daños a propiedades, conducir
intoxicado o llevar a cabo labores de riesgo (IOM, 2004).
El alcohol es una de las sustancias más involucradas a la comisión
de delitos, y es la que más afecta al sujeto a largo tiempo, pues genera daños
en el área fisiológica, conductual y cognitiva, además de sumar la poca
resistencia y los mecanismos débiles de la estructura psíquica del sujeto para
controlar sus impulsos y el alcohol con prudencia. Algunos de los problemas que
están asociados con el consumo de alcohol están los accidentes de tránsito, que
son una importante causa de muerte y discapacidad entre los jóvenes. También se
relaciona con muertes en la juventud por ahogamiento, incendio, suicidio u
homicidio (Montero, 2007), violencia, abuso sexual, comportamiento sexual de
riesgo, vandalismo, asalto a mano armada, robos y daños a la propiedad (IOM,
2004). Este consumo de alcohol, también se relaciona con la tercera parte de
todos los hechos delictivos y violentos y entre el 20% y el 25% de las muertes
por accidentes (García, et al., 2004). Además, estas consecuencias son peores
en aquellos que comienzan a beber tempranamente (IOM, 2004).
Con relación en el consumo de drogas ilegales, en nuestro país
215,634 adolescentes entre 12 y 17 años (167,585 varones y 48,049 mujeres) han
consumido drogas ilegales alguna vez en la vida. El índice mayor de consumo se
observó entre los varones de 18 a 34 años. De este grupo de usuarios, sólo el
55.3% continúa usándola en el último año y de éstos, un 37% las ha usado en el
mes previo a la encuesta (Villatoro, et al., 2002). En un estudio realizado por
Tapia-Conyer, Kuri, Cravioto, Cortés y Galván (2002), en diversas instituciones
(ej. CIJ, Centro Tutelares de Menores Infractores, instituciones de salud y de
procuración de justicia, e información de encuestas escolares), respecto al uso
de drogas en los adolescentes, dio como resultado que la mayoría de la
población usuaria de drogas ilegales, consumen cocaína. Por otro lado, las
encuestas de los estudiantes de nivel bachillerato o equivalente del D. F donde
el CONADIC en el 2003, señala que 32.2% reportan haber cometido actos
antisociales, desde robar pequeñas cantidades de dinero (16.2%), hasta usar
armas para asaltar (5.6%) y solamente el 8% había usado sustancias psicoactivas
(sin incluir alcohol o tabaco). Las drogas que más se asociaron con los
individuos que habían cometido actos antisociales fueron la cocaína e
inhalantes. En ese sentido, se ha registrado que en un 21.2% de adolescentes
que cometieron el delito de robo estaban intoxicados por cocaína, la mayoría
hombres, y de los cuales solo la mitad tienen educación primaria (Quiroga et
al., 2003). En el estudio de Villatoro et al. (2002), sobre la información
acerca del uso de drogas en adolescentes de los Centros Tutelares de Menores
infractores, ha reportado que un 37% de 3,261 jóvenes que han sido arrestados
en el año de la investigación, usaban marihuana, (96% de sexo masculino). Y un
36.4% de las infracciones reportadas fueron cometidas bajo intoxicación, donde
el 50% eran robos.
En general, es la adolescencia en donde se da por primera vez el
consumo del alcohol y otras drogas, así como el hecho de cometer delitos. Esta
etapa se considera como factor de riesgo debido a que es donde se tienen más
probabilidades de ser y hacer víctimas de delitos violentos incluyendo
violación, asalto a mano armada y robo, bajo la intoxicación de drogas legales
e ilegales. Es también aquí donde debemos cuestionar: ¿Estamos tratando con
delincuentes, o solo con personas que han cometido un delito debido al uso de
alguna sustancia? ¿Son estos sujetos una consecuencia del sistema actual del
país? ¿Es la primer y más importante necesidad el darles una “rehabilitación”
en relación al delito cometido, o es más factible el darles un tratamiento como
los adictos que pueden ser?
En lo personal, el sistema actual del país se encuentra en un
desfase considerable en relación al servicio que las dependencias de gobierno ofrecen
y el avance de las telecomunicaciones, principalmente estaría hablando de un
sistema educativo que cada vez se vuelve más deficiente, y que ha perdido su
capacidad para transmitir todo lo que la cultura mexicana era y es, los
valores, las tradiciones y los conocimientos que consideramos “cultura
general”, así como habilidades específicas que fortalecen el razonamiento, la
agilidad mental y el lenguaje ya no son capacidades que deben ser desarrolladas
en un ámbito educativo; por su parte, las telecomunicaciones han sabido
absorber a todos los estratos sociales, la televisión abierta, en su mayoría
con un pésimo contenido, la internet y sus aplicaciones que ahora ya son más
accesibles en los teléfonos celulares y otras más, favorecen este desfase, la
pobre educación se mezcla con la influencia de los medios electrónicos
favoreciendo que el pueblo sea cada vez más manejable, mentes débiles
controladas por grandes corporativos gubernamentales y privados. Esto, a mi
parecer, es lo que lleva a un adolescente al mundo de las sustancias, las
drogas cada vez más, parecen una salida más fácil a los problemas que pueden
aparecer a esta edad, desintegración familiar, mala comunicación, bullying,
discriminación racial e ideológica, entre otras, son situaciones que el
adolescente, en este proceso de autoconocimiento y cambio, a veces no tiene la
capacidad y los medios que se supone debería haber desarrollado para afrontar
su realidad. En lugar de apreciar un reforzamiento a los sistemas educativos,
vemos como el gobierno apuesta más por la implementación de centros
recreativos, que en ocasiones, son los lugares donde pueden tener acceso al
mundo de las drogas. Educación de mala calidad, cambios constantes y rápidos
que la adolescencia conlleva y ahora sí, un sistema Legal que con los avances
sociales se queda cada vez más en una funcionalidad arcaica (una idea personal
es que el derecho, las leyes, si no siguen el mismo ritmo del avance social,
conjugado con la regulación de la conducta de la sociedad, dan como resultado
reformas y leyes que no están a la par y que no podrán resolver los problemas y
las necesidades que los ciudadanos tengan, la ley se vuelve una falacia), es lo
que lleva a gran parte de los jóvenes que han caído en adicción a los
reformatorios, o en su caso, a las grandes ligas, un ingreso al CERESO,
situación que aunado al proceso biopsicológico en el que se encuentran,
repercutirá en gran escala en la vida y futuro del joven mal educado, mal
controlado… mal adaptado.
¿Cómo debe ser la rehabilitación de estos sujetos? ¿Penitenciaria o
Clínica?... a mi parecer, el simple hecho de ser víctimas del sistema, y haber
cometido delitos bajo la influencia de sustancias, debería llevar al sujeto, si
a un pago por sus acciones, que aprenda que cada acto conlleva consecuencias y
que debe tomarse responsabilidad por las mismas, pero todo lo que está detrás
de su adicción, no requeriría de medidas meramente penitenciarias, pues no
estamos hablando de tráfico de drogas, sino simple consumo que lo llevo a
delinquir, una adicción que debería ser tratada clínicamente para su
rehabilitación, bajo la supervisión del sistema penitenciario; claro está que
esta idea va a tardar en llegar a la mente de nuestros amados funcionarios de
gobierno, y con seguridad digo que su pensamiento tan retorcido y a veces
ortodoxo, no les dejara tomar medidas que puedan llegar a ser un freno de esto,
como la tan discutida legalización de la marihuana, la desinformación no
permite ver más allá de la situación del país, ver acontecimientos del pasado
de otros países, todo se vuelve una bola de nieve que cada vez va crecido de
forma desmedida, la sociedad avanza cada vez más rápido, lo que es moderno, en
unos días será ineficiente, como nuestro sistema.
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