“Nada es más fácil que detectar a un malhechor; nada es más difícil que
entenderlo” Dostoievski.
Si
bien, en el tema anterior desarrollé el tema de Perfiles Criminales, su
utilización y la forma de elaboración, debo decir a este momento que,
posiblemente es la técnica pericial mejor conocida por la sociedad, pero
también debe considerarse que no siempre puede llegar a ser eficaz, por
ejemplo, las dependencias de justicia y policiales de nuestro país, por mucho
tiempo han trabajado con perfiles nunca actualizados, lo que lleva a la
detención de un mismo tipo de personas, que si pueden o no tener antecedentes o
responsabilidad en el suceso cometido, no podemos asegurar que esta consigna
siempre se va cumplir, así que, antes de iniciar con esto, quiero decir que si
bien en algunos perfiles se refieren rasgos generales, en algunos casos como el
homicidio en serie y el narcotráfico, se dispone de casos especiales, pues
estos, son todavía más inexactos que el resto.
Ahora
pues, dejo a su criterio las siguientes cuestiones… ¿Debemos utilizar un perfil
actualizado para la correcta detención y ubicación de posibles sospechosos? O
¿Es solo una herramienta que nos permite estudiar al delincuente en forma
exclusiva y sin llevar a otros casos la perfilación?
Robo
Lo importante desde el punto de vista
psicológico con relación al delito de robo, es encontrar las motivaciones que
llevan a un sujeto determinado a esta conducta:
-
Robo de artículos básicos
necesarios para la supervivencia, conocido como robo de famélico. La motivación
en este caso nace de las carencias primarias inmediatas que sufre el sujeto.
-
Robo como forma de disminuir
la ansiedad, conocido como robo cleptómano. La característica esencial de la
cleptomanía es la dificultad recurrente para controlar los impulsos de robar
cualquier objeto, aun cuando no sea necesario para el uso personal o por su
valor económico. El individuo experimenta una sensación de tensión creciente
antes del robo, seguida de bienestar, gratificación o liberación cuando lo
lleva a cabo. El robo no se comete para expresar cólera o por venganza, ni
aparece como consecuencia de una idea delirante o una alucinación y no se
explica mejor por la presencia de un trastorno disocial, un episodio maníaco o
un trastorno antisocial de la personalidad. Los objetos son robados a pesar de
que tengan poco valor para el individuo, que tendría medios para adquirirlos y
que con frecuencia se desprende de ellos o no los usa. A veces el individuo
acumula los objetos robados o los devuelve inesperadamente. Aunque las personas
con este trastorno evitarán robar cuando
sea probable una detención inmediata, no planifican los robos ni toman
las medidas adecuadas para evitar las
posibilidades de detención. El robo se comete sin la asistencia o
colaboración de otras personas. Por lo general, el sujeto tiene el dinero para
pagar la mercancía y a veces el robo ocurre durante las compras de otros
objetos que paga de la manera normal. Algunos individuos sienten más tarde
remordimientos y vergüenza, y si los detiene la policía experimentan depresión
y autodenigración.
-
Robo de mercancía por su valor
y su utilidad o robo antisocial. Este tipo de robo es el que encontramos de
manera más común. Las motivaciones que tiene el sujeto para la comisión de este
delito, responden al intento del sujeto de ascender económicamente, sólo que
esta necesidad social tan generalizada en la cultura capitalista, en relación
con la falta de juicio social, les hace tomar rumbos que salen de la
normatividad. Parece como si la idea central del sujeto es “El fin justifica
los medios” y dichos medios no tuvieran limitaciones. Es decir, el sujeto
antisocial, con tal de llegar a obtener los valores económicos que desea, libra
todos los obstáculos, humanos o materiales, regularmente en forma agresiva e
impulsiva, ignorando las consecuencias personales o ajenas. Incluso puede
llegar a la violencia física o al homicidio si la persona a la que roba se
opone a sus fines. Es importante que el aspirante a Policía Judicial conozca el
grado de peligrosidad potencial que tiene este tipo de delincuente, ya que su
actuar es consciente, desenfrenado y no le interesa ni siquiera la propia
integridad física.
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Fraude
Comete el delito de fraude el
que engañando a uno o aprovechándose del error en que éste se halla se hace
ilícitamente de alguna cosa o alcanza un lucro indebido. Entre sus motivaciones
podemos encontrar:
-
Desde el punto de vista de la
personalidad, el sujeto capaz del engaño, debe tener la habilidad de
“convencimiento”, por lo que sus actitudes, vestimenta, identificaciones (en
caso de requerirlas) y vocabulario deben ser acordes con el nivel
socioeconómico en el que comete sus actos. Pero la característica especial que
determina al defraudador es la habilidad para involucrar a la víctima
haciéndole creer que obtendrá una ganancia económica o algún beneficio de otro
tipo. Para lograrlo, es necesario que además de tener un coeficiente
intelectual elevado, el delincuente tenga la capacidad de auto convencimiento,
de cambiar ciertos rasgos de su personalidad, es decir, que tenga rasgos
histriónicos que le permitan llevar sus fantasías a la realidad y algunos de
personalidad antisocial, omitiendo por supuesto, la agresividad manifiesta. Es
decir, la motivación para la comisión de este delito es la de apoderarse de
bienes materiales, tal como en el robo antisocial, sustituyendo la violencia
con la habilidad y la inteligencia.
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Violación
y Abuso Sexual
La variabilidad de las
motivaciones que puede tener un sujeto para cometer este acto es tan amplia,
que se han estratificado para describir conductas generales y tipologías
cercanas a lo que con mayor frecuencia se ha observado.
-
Prepotencia como confirmación de virilidad. El objetivo de la agresión es confirmarse a sí mismo de su
masculinidad (tiene dudas de su virilidad). En su modus operandi podemos
distinguir las siguientes características: emplea un mínimo nivel de fuerza,
ataca a la víctima por sorpresa, dichos ataques generalmente ocurren entre la
media noche y las 5:00 a.m.; la mayor parte de ellos se da en la vivienda de la
víctima cuando esta se encuentra sola o con niños pequeños. Las motivaciones
que aparecen en este tipo delincuencial, en razón de que obedecen a las dudas
por la propia capacidad sexual en relación con lo socialmente aceptado, el
delincuente imagina a la víctima como su amante, preseleccionándola mediante
actividades de vigilancia o escudriñamiento, eligiendo regularmente a aquellas
que están en un rango de edad similar a la del agresor o que no le parezcan
amenazantes; la agresión se da cuando la víctima está a poca distancia de su
vivienda o lugar de trabajo (territorial). Cabe mencionar que este tipo de
violador es el único que vuelve a agredir a la misma víctima. Por lo general la
agresión sexual puede terminar rápidamente, luego, el delincuente, puede dedicar
cierto tiempo a conversar con la víctima; la disfunción sexual más comúnmente
encontrada en esta tipología es la erección insuficiente. Este tipo de violador
muestra más probabilidades de ponerse en contacto con la víctima después del
ataque.
Características y rasgos del
delincuente: el bajo concepto de sí mismo
es el origen de sus conductas; presenta un físico no atlético; se siente escasa
o nulamente satisfecho con su apariencia personal, sintiendo que no ha logrado
todo lo que desea, sintiéndose fracasado; no se lleva bien con la gente,
especialmente con las mujeres, prefiere la vida nocturna y los pasatiempos
solitarios; por lo general no es casado, vive solo o con sus padres (por su
torpeza social); si sale con mujeres, éstas son considerablemente más jóvenes;
tiene fama de solitario; regularmente tiene trabajos que requieren poco o
ningún contacto con otras personas.
-
Exteriorización de la
fuerza. El objetivo en esta tipología, es poner
en relieve la masculinidad del violador. El modus operandi se caracteriza por:
atrae a la víctima mediante métodos de engaño y es en ese momento cuando se
presenta la agresión; la víctima es regularmente de la misma edad del violador;
lo más probable es que haya conocido a la víctima momentos antes de la
agresión; se vale de sus puños como armas para someter y mantener el control de
la víctima; se muestra verbal y sexualmente egoísta, empleando un nivel de
fuerza moderado; la agresión se produce generalmente lejos de donde el agresor
vive o trabaja; la disfunción sexual que más comúnmente padece es la
eyaculación tardía.
Características y rasgos del
delincuente: le es necesario ser conocido
como un “macho”: lo que más le importa es tener la reputación de ser “todo un
hombre”, por lo que su físico es generalmente atlético o se siente muy
orgulloso de él; se viste conforme a la imagen de macho de la zona; se le conoce
como “rompecorazones”; suele salir con varias mujeres con las que presenta un
historial de conflictos, tendiendo a usarlas; si está casado engaña a su
esposa; no es un buen padre; y puede tener un historial policial por agresiones
o lesiones (véase Trastorno antisocial de personalidad).
-
La venganza airada. El objetivo
en este tipo de conducta, es “cobrarse” injurias reales o imaginarias, castigar
y degradar a las víctimas (regularmente mujeres). El modus operandi que se
presenta no es específico, ya que puede producirse en cualquier momento del día
o de la noche; se emplea fuerza en exceso, se presenta egoísmo verbal y sexual;
las víctimas reúnen los estímulos necesarios para que brote la agresividad
incontrolada, el simbolismo puede no aclararse hasta que se hayan producido
varias; pasan un lapso relativamente breve con las víctimas (tiempo necesario
para que se desahoguen los impulsos agresivos del momento); en virtud de la
extrema agresividad mostrada, suele desgarrar las ropas de sus víctimas quienes
regularmente son mayores que el agresor (es necesario identificar el simbolismo
de las conductas que estimulan la agresividad); la disfunción sexual más
comúnmente encontrada en estos sujetos es la eyaculación tardía.
Características y rasgos del
delincuente: se muestra con fuerte
tendencia a la soledad, a pesar de que mantiene relaciones con terceros,
prefiere la compañía de sí mismo; carece del sentido del humor; puede abusar
del alcohol u otras sustancias, lo que le ocasiona problemas con las personas
vinculadas estrechamente a él; se muestra impulsivo, cambia de empleo
constantemente; actúa sin medir las consecuencias; si tiene antecedentes
policiales, éstos se relacionan con agresiones, por conducir en estado de
ebriedad, daño en propiedad ajena, etc.
-
Excitación airada. La finalidad de su conducta es infligir dolor físico y/o anímico a
las víctimas. Su modus operandi denota mucha planeación, debido a las fantasías
sexuales que genera la mayor parte del tiempo; se vale de medios para contener
a la víctima, a menudo visibles; retiene a las víctimas horas o días; en
general registra sus actividades; suele no revelar sus emociones durante la
agresión.
Características y rasgos del
delincuente: Suele ser expresivo, querido y
amistoso, aunque con personalidad dominante; presenta un coeficiente
intelectual alto y por lo menos cierta instrucción universitaria; aficionado a
las actividades al aire libre; usa pero no abusa del alcohol o las drogas;
colecciona material pornográfico, en especial sadista; su apariencia personal
suele demostrar adecuada higiene; por las fantasías sexuales que presenta, el
sujeto puede: o no tener ninguna actividad experimental sexual o mucha.
-
El violador oportunista. Su objetivo es la satisfacción sexual; es accesorio a otro tipo de
delito como por ejemplo el robo; el nivel de fuerza que utiliza es variable,
generalmente mínimo; en general usa alcohol o drogas para reducir las
inhibiciones. No es probable que vuelva a violar, por lo que es imposible
trazar un perfil exacto.-
La violación en pandillas
(tumultuaria). La agresión se convierte en un
espectáculo deportivo que se realiza para obtener la aceptación de los demás miembros
del grupo; generalmente hay mucha violencia y degradación de la víctima; los
ofensores son presa de frenesí; para la identificación de los rasgos de
personalidad del grupo, es necesario trazar el perfil del que lo dirige -
siempre habrá un jefe-.
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Homicidio
Lo que resulta de suma importancia
para la integración de un perfil de personalidad del sujeto homicida para su
detención (más que en cualquier otro delito), es que el investigador distinga
las motivaciones que ha tenido el delincuente para privar de la vida a una
persona, ya que estas hablan de la conducta general del sujeto, su modo de vida
común y las situaciones que lo llevaron a cometer el acto, todo lo anterior se
refleja en el hecho investigado, es decir, toda conducta es simbólica del
pensamiento. En toda conducta se infiere la forma de pensar del sujeto que la
realiza. Esta situación debe ser aprovechada por el investigador para
establecer las posibilidades de detección de un sujeto específico.-
Homicidio como consecuencia
del robo o accesorio al robo. En este hecho
la conducta de homicidio es secundaria, es decir, las motivaciones primarias
del agresor están dirigidas a despojar de sus pertenencias, mediante la
violencia generalmente, a la víctima, sin embargo, a juicio del delincuente se
hace necesaria la aplicación de la fuerza que puede llegar hasta el homicidio.
Obviamente las motivaciones para matar a la víctima responden al intento de
“quitar de en medio” lo que se interpone entre el valor económico y quien lo quiere
obtener, sin que aparezca algún tipo de afectividad hacia el agredido. Es por
esta situación que en este tipo de homicidios encontrará el investigador
lesiones tendentes a disminuir la resistencia de la víctima; por ejemplo, un
sólo disparo, generalmente en tórax, un golpe en la extremidad cefálica; o
signos de ahorcamiento producido desde la parte posterior de la víctima (en
este tipo de lesiones producidas por los llamados chineros, será raro que se
llegue al homicidio, ya que la víctima, mediante la presión en el cuello estará
sometida). Cuando se sospecha o se comprueba que la víctima de homicidio ha
dificultado la realización de acciones tendentes al lucro de alguna
organización delincuencial, se deben tomar en cuenta las mismas motivaciones. -
Homicidio como resultado
de un ataque sexual. En estos casos, se trata de
conductas resultado de mecanismos complejos de pensamiento, por lo que cada
caso en particular deberá ser analizado a profundidad. Sin embargo, se
distinguen dos elementos importantes: 1) las motivaciones por las que se dio el ataque sexual 2) las motivaciones que tuvo el agresor para matar a la víctima.
A diferencia del homicidio
como conducta accesoria, en esta clase de homicidios, el agresor sí tiene lazos
emocionales con la víctima, que pueden ser desde superficiales (la excitación
sexual per se es una emoción) hasta profundos (donde la relación entre víctima
- victimario tiene algún tiempo). En este sentido, las lesiones infligidas
pueden estar dirigidas a la excitación sexual que obtiene un sádico al hacer
sufrir; por ejemplo: los estertores de muerte al momento de la eyaculación o,
por otro lado, que el agresor, por miedo a ser reconocido por la víctima de
abuso sexual, la mate.
La identificación de la víctima es un factor crucial para determinar
la motivación, ya que el conocimiento del pasado de la víctima, su estilo de
vida y relaciones nos pueden mostrar factores de riesgo por los que la víctima
pudo haber sido agredida. El investigador debe preguntarse:
-
¿Con quién vivía la víctima?-
¿Quién fue la última persona
que estuvo con la víctima?-
¿Conocía la víctima a su agresor-
¿Cuál era el estrato social de
la víctima?-
¿Por qué fue escogida ésta en
particular?-
¿Tenía la víctima una
ocupación de alto riesgo (prostituta)?-
¿Era la víctima indigente?-
¿Tenía dónde dormir?-
¿Trabajaba de noche?-
¿Qué medio de transporte utilizaba
y qué ruta?
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Secuestro
Comete delito de secuestro el que priva de la libertad a otro con el
propósito de:
-
Obtener rescate.
-
Detener en calidad de rehén a
una persona y amenazar de privarla de la vida o con causarle un daño, para que
la autoridad o un particular realice o deje de realizar un acto cualquiera.-
Causar daño o perjuicio a la
persona privada de la libertad o a cualquier otra.
Motivaciones:
En un secuestrador prima el
interés por el dinero del rescate o su equivalente sobre cualquier otra
consideración. Las tensiones y riesgos propios de la operación del secuestro,
así como las del cautiverio, están sumidas bajo un interés y una motivación
pertinente por obtener el pago del recate. Eso mismo le sirve al secuestrador
para resistir y no ceder ni dejarse llevar por las súplicas y padecimientos del
secuestrado, y hasta le facilita poder sacrificarlo a sangre fría en caso de ser
necesario. Aunque el rescate suele ser negociable, la modalidad de éste y su
cantidad son susceptibles de modificarse siempre y cuando las opciones
alternativas ofrecidas sean equivalentes para los secuestrados.
Tratar de comprender el perfil psicológico de un secuestrador,
supone hacer abstracción momentánea de las razones y justificaciones que el
plagiario tiene para explicar su conducta. Los secuestradores dan cuenta de su
comportamiento aduciendo razones políticas; otros, motivos personales como por
ejemplo cuando se trata de venganzas, y otros expresan que se vieron compelidos
a hacerlo por una situación económica precaria. Razones que independiente de su
validez esconden también un modo de ser con ciertas características.
El plagiario es alguien que
analiza a la víctima potencial en sus hábitos personales y familiares, organiza
la operación de secuestro y el sitio de cautiverio y sopesa los riesgos del
plagio antes de llevarlo a cabo.
Para analizar el perfil
psicológico del secuestrador, se tendrá en cuenta la propuesta de clasificación
hecha por Knutson. Él divide a los secuestradores en dos, unos que son
renuentes a secuestrar y otros que lo hacen deliberadamente (Knutson, 1980).
Los primeros nunca desarrollan procesos psicológicos para deshumanizar a sus
víctimas, siempre ven a los secuestrados como personas con miedo, desamparados,
tienen en cuenta que son padres de familia y se conmueven cuando piensan en lo
que le podría pasar a los hijos y la esposa del secuestrado si éste llegase a
morir.
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Homicidio
en Serie
El término se refiere a los actos de homicidio sexual reiterados en
los que se observa un mismo modus operandi que responde a motivaciones
relacionadas con la satisfacción sexual sádica. Para cada caso de homicidio
serial, la identificación específica de las motivaciones será simbólica de las
fantasías del homicida, en relación con la incapacidad de considerar a sus
víctimas como seres humanos. En cambio, las considera como objetos para ser
utilizados.
El examen psiquiátrico general de los delincuentes sexuales seriales
nos ha demostrado que el grupo mayoritario (80 al 90 %) no presentan signos de
alienación mental franca, es decir, que son jurídicamente imputables. De ellos,
la inmensa mayoría está compuesta por individuos con trastornos de la
personalidad, como antisociales y/o sexópatas con o sin perturbaciones sexuales
manifiestas, ya sea disfunciones sexuales y/o parafilias.
Sólo algunos de este grupo, (excepción) se ha visto que presenten
alteraciones neuróticas sobre todo de tinte obsesivo-compulsivas. El grupo
minoritario, (10 al 20%) está compuesto por individuos que presentan graves
problemas de personalidad de características psicóticas enajenantes, es decir,
jurídicamente inimputables.
La creencia de que el delincuente serial actúa siempre impelido por
fuertes deseos sexuales, se ha visto desacreditada en la actualidad, al menos
como explicación genérica. Otro tanto ocurre con la aseveración consistente en
calificar a los agresores sexuales seriales como enfermos mentales alienados.
La ausencia de enfermedad mental alienante sobre todo en los
violadores es habitual, y por lo general, lo que se observa son individuos con
conductas aprendidas en el marco de una socialización deficitaria.
Debemos distinguir el desviado
sexual (parafílico) del delincuente sexual (transgresor de normas jurídicas).